Para todos aquellos que aun no me conozcáis, me llamo Rut y como muchos de vosotros, cuando tenía 17 años, no sabía qué hacer con mi vida. Estudié arquitectura porque me encantaba dibujar y durante más de 13 años he estado ejerciendo como arquitecta. Durante muchos años disfruté mucho con mi trabajo, tuve la inmensa suerte de trabajar con grandes arquitectos, de tener unos compañeros increíbles y de sentirme muy querida por casi todos los jefes con los que he trabajado. Y algunos hasta me dijeron que soy una gran arquitecta y que no se me ocurriera cambiar de profesión.

Pero antes que la arquitectura, había un vocación mayor en mi. La de enseñar, la de motivar, transmitir toda la vitalidad que tengo dentro y ayudar a otras personas a alcanzar sus objetivos.
Gracias a las condiciones tan duras y estrictas en las que he tenido que trabajar estos últimos 14 meses, mi alma tocó fondo varias veces. Hasta que al fin me armé de valor y decidí dejar de hacer algo que no me gustaba en un sitio donde no me valoraban. Y tomé la firme decisión de creer en mi, superar mis miedos y empezar a prepararme para ejercer la mayor vocación de mi vida.

A menudo, cuando cuento que he dejado mi trabajo como arquitecta porque no me llenaba, que he encontrado mi verdadera vocación y que estoy empezando a trabajar como life coach, la mayoría de la gente me mira incrédula como si me hubiera golpeado la cabeza.

Yo entiendo que a la mayoría les choque, que les cueste o que directamente no puedan entenderlo. Sencillamente porque la educación que recibimos y lo que hemos visto a nuestro alrededor es otra cosa muy distinta. Nos han educado para ser empleados no para ser emprendedores.

Se nos ha educado solamente para desarrollar la inteligencia, pero luego cada uno tiene que aprender solito a gestionar sus emociones y tampoco nos ha enseñado a alcanzar nuestros objetivos. Solo nos movemos donde nos sentimos seguros, donde sabemos que tenemos el éxito garantizado, entre nuestros amigos, en nuestras casas y puede que hasta en el trabajo. Pero no me pidas que salga de ahí.

Además, genéticamente no estamos programados para tener éxito o para ser felices, estamos programados para sobrevivir. Por esa razón, la mayoría de las personas se conforman con eso, y solo una parte se atreve a investigar y a ir mas allá.

Hace poco se lo contaba a una gran amiga de USA, que yo quería cambiar de profesión y empezar a trabajar en algo que realmente me llenaba, y ella me dijo: “En USA eso es muy habitual, nosotros lo hacemos muy a menudo. Pero seguramente que en Europa la gente te mire raro cuando digas eso, como si estuvieras loco. Porque aquí, se piensa de otra manera”

No es fácil tomar la decisión de salir de la zona de confort, afrontar y superar tus miedos, empezar a creer plenamente en ti y emprender el camino hacia lo que realmente te hace feliz. Pero os aseguro, que es el viaje más alucinante que he hecho nunca.

Por suerte, cuando tomas una decisión así, empiezas a creer en ti, te mantienes firme en tu elección, y empiezas a actúar en consecuencia, las puertas empiezan a abrirse y empiezas a recibir todo el apoyo que necesitas para llevar a cabo tu propósito. Todo es posible!!! Todo llega, tu eliges!!!

Por todo esto, te invito a seguirme aquí y en Facebook, en la página que he creado para darme a conocer:

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Gracias a todos!!!

Un fuerte abrazo!

Os quiero!

Rut